viernes, 17 de febrero de 2012

El enchufismo, la lacra principal.

A menudo encontramos casos de futbolistas que se encuentran en divisones desconocidas con grandes capacidades para enfrentarse fácilmente a equipos de mayor nivel a los que tienen actuando como rivales, esto se debe a un fenómeno que ha arrasado, junto a la crisis económica, al balompié español. Sí, señores, hablamos del enchufismo. Se trata de un mecanismo muy sencillo de fichar a un jugador, este, movido por los contactos que tiene de haber estado en buenas escuelas por suerte de tener padres agraciados a nivel económico, o por suerte de que le saliese el típico partido en el que arrasó con todo lo que le pusieron por delante y le ficharon, coge el teléfono y le dice al amigo de turno que le haga un ''huequecito'' en su equipo, este, sin problemas, quita a quien sea, aunque pueda ser el descarte el mejor de la plantilla para meter en el plantel a un jugador que conoció en el equipo X la temporada Y, con el cual hizo una amistad de intereses permanente.

Este problema se está convirtiendo en la principal lacra del fútbol español, aunque en el resto de países exista, en ninguno de estos seguramente habrá un jugador como Pablo Infante en la tercera categoría, o un futbolista como Manuel Gato vagando constantemente en equipos de zona baja de segunda y zona alta de segunda b.

Es un tema para hacérselo mirar, no vamos a nombrar a futbolistas que están en la élite sin merecerlo, porque evidentemente si han llegado, no vamos a ser nosotros quienes tengan la dudosa cualidad de discutirles tal hecho, y también porque no son ellos los culpables, son los equipos, causantes de que cada fichaje foráneo se convierta en una oportunidad de ventas de camisetas y de que cada acción de traspaso realizada dentro de las fronteras de este país sean cada vez menos mediáticas.

La vergüenza de hablar de este tipo de cosas solo es comparable con la de autodenominarnos la mejor liga del mundo y tener una competición cada vez más bipolar, consecuencia, entre muchas otras cosas, de fenómenos como el enchufismo. Hay que dar rienda suelta a la imaginación y a la confianza de que los clubes, vista la penumbra económica en la que se encuantran en ciertas ocasiones, empezarán a dejar de malgastar el dinero y se centrarán en lo verdaderamente importante, fichar confiando en los buenos, no fiando los fichajes a los bonachones.

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